Esta es una historia sencilla, pero no es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor. Y, como una fábula, está llena de maravillas y de felicidad.
La historia comienza cuando ella pasaba mucho tiempo con él, eran como uña y carne, y de repente se despertó ese gusanillo al que todo el mundo llama amor (a partir de ahora lo llamaremos Gusi).
Gusi tenía que morir porque él era como su hermano. Ella, la desafortunada que concibió a Gusi, se llamaba Alrac; él era Keta.
Un día con un juego inocente, del estilo a la botella, ellos se acabaron besando y como era de esperar Gusi crecía y crecía. Alrac después de una larga noche volvía para casa cuando recibió un sms, era su Keta, y en décimas de segundo la apsaron tantas cosas por la cabeza... finalmente abrió el sms: '' Es el mejor beso que me han dado, tus besos son de puta madre.'' Alrac leyó y no pudo evitar reírse ajena a todo lo que iba a pasar.
Alrac llevaba todo aquello en secreto, no quería que eso fuera a más y por ello se calló y continuó como si nada, hasta que su mejor amiga, Mery, la confesó que le gustaba Keta. Lo peor estaba todavia por llegar. Keta y Alrac quedaron como cada fin de semana y éste también la dijo que quería a Mary, que le gustó desde el primer día que la conoció en aquella fiesta de despedida.
Y así, una cosa llevó a la otra, pasaron unos meses y Mary y Keta estaban saliendo juntos. Eran felices y Alrac también; Gusi se había desvanecido por completo. Pero la vida y el destino son muy caprichosos y una mala decisión de Mary hizo que Alrac y ella dejarán de ser mejores amigas: Mary había dejado a Keta y él estaba fatal.
Y pasados ya dos meses en los que Keta iba a casa de Alrac, lloraba en su hombro, se apoyaban el uno en el otro: Gusi volvió otra vez.
Tuvieron que pasar otros dos meses más para que Alrac ya no aguantara más y lo soltara todo, que lo quería que no podía estar sin él, que no lo quería como a un amigo pues aquello que sentía era demasiado fuerte para una simple amistad. Keta no hizo nada por ella, nunca la quiso como había querido a Mary. En cambio fueron muchos momentos bonitos los que pasaron juntos: acudían al cine, quedaban a tomarse un café, seguía yendo a su casa a verla, iba a la salida del instituto, la llamaba cuando estaba mala, se dieron tantos besos como horas tiene un año... Unos besos tan calurosos que el tiempo se aceleraba igual que lo hacían ellos y acabaron dándose un festín de amor en su cama.
Tiempos peores estuvieron por venir, pues aunque fue una historia bonita, no lo fue tanto. Tres meses sin hablarse, muchos llantos de ella, mucha indiferencia de él. Y otra vez el destino quiso jugar un papel importante. Se vieron en la discoteca donde se dieron aquel primer beso de pasión y él corrió hacia ella, la cogió en brazos y la empezó a dar vueltas. A ella la dio un vuelco el corazón, no sabía si tenía que estar feliz porque lo veía después de tanto tiempo, o quizá tenía que llorar porque seguía locamente enamorada de él. Y como no pudo ser de otra forma, aquel reencuentro acabó sellado con sus labios. Alrac se marchaba al día siguiente a Italia durante una semana, donde tendría otro bonito y efímero
affair, pero ella seguía detrás de él. Alrac a su vuelta quedó con Keta le dió su regalo, y se convitiró en su camiseta favorita; le sentaba mejor que bien.
Y tiempo, tiempo, tiempo, y más tiempo es lo que hizo falta para que Alrac se olvidara de él. con desencuentros, con mucho tiempo sin saber uno del otro, con más besos cuando se veían... Pero ella lo consiguió tras dos años de mucho intentar.
No es un final triste. No. No lo es. Alrac y Keta son mejores amigos, se tienen para todo, tienen una seguridad y una confianza que muchos envidiarían. Lo saben todo el uno del otro. Son amigos de verdad.
Alrac lo quiere con todo su corazón. Keta la quiere como a una hermana. Mary es feliz con otros chicos. y Gusi... Gusi sigue vivo, pero no por Keta, sino por otro.