lunes, 25 de julio de 2011

Tu juego

Quiero que me mires a la cara fijamente, que saques de una maldita vez el valor. Que le eches un par de narices a la vida, que te enfrentes a tus sentimientos y pongas las cartas sobre la mesa.
Porque si no lo haces tú, entonces lo haré yo y las consecuencias que eso traiga... ¡Dios sabe lo que pasará!


Mírame y dime entonces que no me quieres y que aquel beso de esa noche olvidada fue un juego. Dime que estás jugando conmigo y con mis sentimientos. ¡Vamos! ¡Atrévete! Dime que no soy nada para ti.


Dime que aunque nunca jugaste con una mujer, ésta fue la primera y que te lo pasaste bien. Pero no podrás decirlo, porque ni eso hiciste; no disfrutaste de tu juego.


Y ahora estás ahí, tumbado en la cama, comiéndote el coco casi tanto como yo. En cambio los motivos son distintos. Yo sufro por no poder amarte como quisiera, porque eres el hombre que me tiene puesta esta condena.

El cuento de nunca acabar

Volvemos otra vez al mismo sitio de hace un año. Es una vuelta a nuestro juego.
¿Sabes? Me encantas. Y no me da vergüenza decírtelo, ni reconocerlo; de hecho lo gritaría a los mil vientos.
Pero yo grito y no me oyes. Y yo me pregunto, ¿por qué no me escuchas?
En realidad eso es lo de menos. Porque que no me escuches a mí resulta ser el menor de los problemas. Deberías preguntarte igual que me lo pregunto yo ¿te escuchas a ti mismo?
No hago más que pensar en ti, en tu persona, en tus maneras, en tus palabras, en tu sonrisa, en tu conversación, en tus ojos... Y cuando termino de pensar en todo eso, solo entonces, pienso en mí.

No ha cambiado nada desde el año pasado. Absolutamente nada. Eres como el buen vino, ganas con el paso del tiempo.

Y aunque quiera olvidarlo todo, alejarme de ti y obviarlo todo, viene tu entorno y el mío y me hacen recordar que estás ahí. Que mis sentimientos siguen ahí, escondidos tras una piedra, pero ahí.

¿A qué tienes miedo? Quien no arriesga, no gana.




Me recuerda tanto a ti...

miércoles, 20 de julio de 2011

El tiempo

Se supone que es el tiempo el que pone cada cosa en su lugar. El que hace y deshace. Ese Cronos que hace que borremos el pasado o lo tengamos tan presente por circunstancias de nuestras vidas. Es el destino y no la casualidad. Yo no creo en casualidades. Son las Moiras las que hilan mientras Cronos sigue haciendo de las suyas.
En realidad eres tú quien aprovecha el tiempo hilando o deshilando.

sábado, 9 de julio de 2011

La diversión de los jóvenes: los guateques

Llevo un tiempo pensando si soy rara, si es que no soy joven y soy una niña, si el problema es por la educación que recibí, por mi forma de ser… El caso es que pienso y pienso y no encuentro la solución. Voy a explicar mi problema.
Soy una chica muy normal, que tiene sus amigos, que va al instituto,  estudia (aunque ahora que lo pienso eso quizá no sea tan normal), tiene sus planes de futuro: sacarse su carrera y después poder tener una bonita casa, con una familia y una vida digna, vamos, lo que desearía cualquier persona. Lo que ocurre es que el otro día iba en el autobús y me iba riendo con mis amigas, eran en torno a las diez de la noche y cuál fue mi sorpresa cuando de repente una pareja de señores que tendrían en torno a sesenta años comentó y no de una forma muy discreta: ¡Ya van borrachas! ¡Esta juventud de hoy en día no sabe divertirse! La verdad es que en aquel momento no reaccioné y tampoco sabía por qué decían eso.  Mis amigas y yo nos quedamos perplejas. Otro día he oído decir que el búho (el cual yo frecuento todos los fines de semana) va plagado de borrachos gamberros, que sabe Dios lo que se meten y no saben divertirse. Son tantas las veces que lo dicen que ya empiezo a creer que eso puede ser cierto, que realmente sea yo la rara, pero me consuela saber que no soy la única porque muchísima gente que yo conozco no es así. Es por estas personas que somos diferentes a ese prototipo por el que me quiero quejar. Discúlpenme señores porque salga con mis amigas y me ría, qué le vamos a hacer, soy risueña. También les quería pedir disculpas por no hacer un uso excesivo del alcohol, por tratar de divertirme de la manera más económica. Siento de verdad no consumir drogas ni haberlas consumido nunca, seguro que son fascinantes, pero no las veo el encanto. Por cierto, tampoco fumo, y me encantan los espacios sin humo, estaría bien que en las discotecas se hicieran espacios sin humo.
La fiesta de los jóvenes actuales no dista mucho de las de antes; nos hace falta una buena compañía, algo de beber, ganas de pasarlo bien y un poco de música para hacer de una noche común algo inolvidable. Yo sé que acudieron a los famosos guateques y sé que se lo pasaban genial allí, que incluso ligoteaban(a su manera claro). No es tan distinto a lo de ahora. También a nosotros nos gusta coquetear, ¿a quién no? También nos gusta que nos echen algún piropo y nos gusta llamar un poquito la tención y por ello ponemos algo de cuidado y atención a  nuestra apariencia. ‘’Sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate’’; al pie de la letra que lo seguimos, igual que en otros tiempos.
He llegado a la conclusión de que mi problema resulta no ser mío, de que mi problema es vuestro problema, porque ponéis unos clichés a los jóvenes que no son ciertos, y eso, a mí al menos, me molesta. Soy joven, tengo ganas de divertirme, pasarlo bien y disfrutar, pero también soy una persona ante todo y tengo cabeza para pensar.